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domingo, 13 de diciembre de 2015

Mi entrevista con Samper: Unasur, Venezuela, Brasil, los ciclos, la UMET...

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El país  |  Domingo, 13 de diciembre de 2015
ERNESTO SAMPER, SECRETARIO DE UNASUR, ANALIZA LOS CAMBIOS EN LA REGION

“Hay desgaste y hay poderes fácticos de gran peso”

El ex presidente colombiano examinó si hay cambio de ciclo, dijo que los Estados no manejan bien los momentos de vacas flacas, habló de Venezuela y rescató a Unasur como forma de unidad política por encima de las alianzas económicas de cada país.

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Por Martín Granovsky
Ex presidente de Colombia entre 1994 y 1998 y secretario de la Unión de Naciones Suramericanas desde julio de 2014, Ernesto Samper estuvo en la jura de Mauricio Macri, habló con los presidentes de la región y participó de una actividad con estudiantes y dirigentes sindicales en la UMET.
Samper está acostumbrado a las mezclas. Y a los desafíos. No es solo Venezuela, una crisis a la que suele acercarse sin cuestionamientos abiertos y con ánimo realista como para no quedar invalidado y poder colaborar. Su desafío actual también es cómo mantener el dinamismo de Unasur cuando los dos países que son el núcleo, la Argentina y Brasil, afrontan un cambio de ciclo en el primer caso y una crisis política en el segundo.
El día anterior a la asunción de Macri Samper condujo un Café Unasur en la Universidad Metropolitana por la Educación y el Trabajo. Junto con el rector Nicolás Trotta coordinó 14 mesas integradas por estudiantes, profesores y dirigentes sindicales sobre Educación, Derechos Humanos, Trabajo y Medio Ambiente.
“Fue interesante ver cómo contaron los avances sociales y su propio crecimiento los ladrilleros y los que representan la primera generación de universitarios en una familia”, comentó a Página/12.
“Derechos humanos no son solo los derechos políticos sino también los sociales, los ambientales y los laborales, y la propuesta de Unasur es incluir a todos porque cuando está en la gestión pública las decisiones sobre las prioridades en el presupuesto son ideológicas”, explicó Samper. Y tanto en la UMET como en la charla con este diario insistió en un concepto al ser consultado sobre la política de derechos humanos. “Cuando uno va a la ESMA saca la conclusión de que parece imposible que alguien pueda cambiar la política de derechos humanos en la Argentina”, dijo. “Por un lado porque los derechos humanos son la ética de un país. Y por otro lado porque pasó demasiada agua por allí. Hay demasiado horror.”
Durante su visita a Buenos Aires Samper no dejó de repetir su objetivo de crear una ciudadanía sudamericana. “Que los 400 millones de habitantes

jueves, 10 de diciembre de 2015

Mar del Plata 2005, la única rebelión colectiva de los Estados

(El gran hecho del 2005 en mi columna de hoy en Página/12).

Mar del Plata, 5 de noviembre de 2005

El día de los presidentes rebeldes

En el primer alzamiento exitoso a nivel de Estados contra un proyecto de Washington en toda la historia de América, los presidentes de la Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Venezuela impidieron el consenso para formar un ALCA.

Por Martín Granovsky
   Nunca antes pasó. En el gran hecho del 2005, los  presidentes se vieron forzados a discutir en forma multilateral un tema que ya estaba cocinado y congelado a nivel de técnicos, vicecancilleres y cancilleres. Así fue que los 34 jefes de Estado y de gobierno, los miembros de una Cumbre de las Américas todavía sin Cuba, terminaron debatiendo mano a mano sobre si convenía formar un Área de Libre Comercio de las Américas. La conclusión en los niveles inferiores por debajo de los jefes ya había sido un No. Sin embargo el presidente de los Estados Unidos George W. Bush quiso torcer la voluntad de sus colegas ejerciendo el poder de quien el presidente de Paraguay, Nicanor Duarte Frutos, llamaría “el comisario del planeta”.
   Nunca antes se vio. Aunque las sesiones en Mar del Plata el 4 y 5 de noviembre de 2005 eran cerradas, las cámaras siguieron filmando. El presidente argentino Néstor Kirchner, cuando terminó todo, ordenó guardar copias y distribuirlas entre varios amigos desparramados por América Latina. Y el contenido  --horas de disputa cara a cara, de ironías y peleas, de maniobras y acuerdos--  finalmente trascendió. Fue como si un cónclave para elegir al Papa no solo se filmara sino que, además, llegara al público. Una imagen única.
   Una imagen única para un momento único de la historia americana. El resultado de la Cumbre de Mar del Plata fue, también a nivel de presidentes, el No a la formación de un ALCA. No hubo en la historia a nivel de Estados otro momento de rebelión colectiva exitosa contra un proyecto de Washington. Hubo Estados que se rebelaron. Se rebelaron pueblos. Pero nunca había ocurrido antes que cinco Estados juntos con los jefes a la cabeza trabaran un área de libre comercio que en rigor significaba la formación de un bloque americano dirigido por los Estados Unidos. 

martes, 8 de diciembre de 2015

Macri, Malcorra, ideologías, dicotomías

Mi columna de hoy en Página/12



Las dicotomías de Macri

Martín Granovsky
   Dijo la futura canciller argentina Susana Malcorra el sábado 5 que “la verdad, la realidad no es así”. Sugirió “ver cuál es el gris que nos conviene”. Y observó que “una de las cosas que encuentro después de estar 12 años fuera de la Argentina es que casi todo se plantea dicotómicamente”, es decir “bueno o malo”, “blanco o negro”.
   Antes del 2003, fecha de comienzo del período de 12 años, ¿no era así? ¿Carlos Menem no fue dicotómico cuando devaluó el vínculo con Brasil, decidió convertir a la Argentina en aliado extra-OTAN y estableció una política de relaciones carnales con los Estados Unidos? Y en la ONU, donde Malcorra fue jefa de gabinete de Ban Ki-moon, ¿el poder de veto en el Consejo de Seguridad no crea situaciones dicotómicas?
   Cuando la futura canciller formuló esas declaraciones a Clarín todavía no se habían celebrado las elecciones en Venezuela. El presidente electo, sin embargo, ya había pedido la separación de los venezolanos del Mercosur mediante la aplicación de la cláusula democrática. Mauricio Macri, quizás, incurrió en el pecado de planteo dicotómico.
   El lunes Malcorra volvió a mencionar la cuestión venezolana. Dijo a Radio Mitre que en Venezuela “las elecciones han funcionado dentro de lo que el marco democrático establece”. Agregó que por eso “nada indica que haya una razón para la aplicación de la cláusula democrática”. El martes incluso abrió las puertas para una eventual reunión entre Macri y Nicolás Maduro.
   El punto es que las frases, sobre todo si son ideologizadas, van quedando y generan hechos o distorisionan la realidad. Es lo que pasó cuando Macri esgrimió la cláusula democrática del Mercosur, que abarca también a Chile y Bolivia. Omitió decir que la cláusula puede aplicarse cuando hay ruptura del orden constitucional, como sucedió con el golpe parlamentario contra Fernando Lugo en 2012. Más allá del tremendismo verbal de los conservadores, ningún indicio permitía pensar que el presidente Nicolás Maduro desconocería una derrota que asomaba segura y de la que hasta el domingo solo se ignoraba el porcentaje. El propio Hugo Chávez sufrió una derrota en el referéndum del 2007 y no resolvió el tema con un autogolpe. Es más: cinco años antes el golpe se lo habían dado a él porque los empresarios encabezados por Pedro Carmona dicotómicamente asociaban la palabra “Chávez” con la palabra “malo”.
   Cuando narró el diálogo entre Macri y el presidente de los Estados Unidos Barack Obama, Malcorra informó que “se habló de dar colaboración en todos los temas relacionados con el narcotráfico, uno de los grandes temas de la agenda latinoamericana”.
    Jacobo Timerman prohibía el uso del “se” impersonal porque según él no dejaba comprender quién era el sujeto. Con esa frase ocurre lo mismo. ¿Quién dará colaboración a quién y de qué manera? Si el narcotráfico es uno de los grandes temas de la agenda latinoamericana, ¿es muy dicotómico pensar que no es un gran tema de la agenda norteamericana? Sin pensar blanco o negro ni bueno o malo, la colaboración que habitualmente ofrece la Casa Blanca en materia de narcotráfico es la militarización del problema, idea que por cierto Macri no esgrimió en la campaña electoral como sí lo hizo Sergio Massa. En cambio ni el Consejo de Seguridad Nacional ni el Departamento de Estado, y menos aún la DEA, suelen hacerse a la idea de que con menos demanda de cocaína o drogas sintéticas en los Estados Unidos los carteles de México y Guatemala se verían en problemas para mantener su rentabilidad.
   Es estéril ideologizar al extremo cualquier análisis y despreciar los matices. A veces la ideologización y el exceso de adjetivos pueden impedir lazos realistas, e incluso razonablemente hipócritas, entre países y jefes de Estado, que en eso también consiste la convivencia. Pero toda conceptualización sobre cuáles son los intereses nacionales en un caso concreto es algo que o bien surge de una ideología, o sea de una lectura articulada de la realidad, o bien la produce.